Bugéjar. Fotografía de Antonio Martín

BUGÉJAR. UN VIAJE AL PASADO

Antonio Martín Marín y Jesús Amurrio Sánchez

Publicado en la Revista Velezana, nº 35, 2017, pp. 25-43

RESUMEN

 Bugéjar, tierra de contrastes, en donde nos encontramos con paisajes de singular belleza tanto en sus zonas elevadas, de verde orografía, de gran riqueza forestal, de agua, caza…, como en las llanuras frecuentemente áridas, casi desérticas al estilo de “Memorias de África”. En este artículo haremos un recorrido en el tiempo, con paradas en momentos puntuales de la historia, que nos acerquen al conocimiento de este pedazo de tierra con fuertes raíces de ocupación humana. Y es que un millón de años es poco tiempo para contar el idilio entre el hombre y esta tierra nuestra. 


Introducción

En el extremo nororiental de la provincia de Granada, en las proximidades de la sierra de la Sagra, magnífico paraje natural y autentica montaña “sagrada”, aislada y solitaria encontramos una cortijada con un pequeño núcleo de casas, Bugéjar.

No hace mucho tiempo llegó a contar con 300 habitantes, una fuente y la recién rehabilitada ermita de la Encarnación. A Bugéjar, se llega desde Puebla de Don Fadrique, tomando la carretera de María A-317. Pasado la sierra de Alcantín, entramos en un amplio llano que en recientes tiempos geológicos fue una laguna, convirtiéndose en zona endorreica hasta su desaparición. Al llegar a la altura de la ermita de la Toscana, un cruce nos indica hacia el levante un camino que nos conduce hacia nuestro destino.

Hoy solo vemos a un viejo pastor descansando, mudo, mirando al sol de la tarde de primavera, pero siempre ha sospechado que su fuente ha sido testimonio de personajes históricos que han bebido de este manantial por ser un lugar estratégico en la ruta que conecta Andalucía y el Levante, que explica en gran medida su nacimiento y desarrollo histórico.

Y aunque Bugéjar se encuentra hoy en día dormida en su historia, es un lugar de referencia en el mundo académico y destino arqueoturístico porque en este lugar las piedras hablan.

Plano de Bugéjar. Fuente IGN

Marco histórico

La comarca de Bugéjar es una región semidesértica, con un paisaje conformado por agrestes cañadas y barrancos de color ocre, embellecidos por tonalidades doradas en el atardecer. Aquí encuentran su hábitat el buitre leonado y el escorpión, mientras la liebre y el zorro, al excavar sus guaridas en la roca, liberan de su largo confinamiento los huesos fósiles pertenecientes a mamíferos pretéritos, exóticos en un lugar tan árido. La configuración actual de estas tierras contrasta profundamente con la que tuvo la comarca hace más de un millón de años, cuando se generaron las rocas que la conforman, pues extensos lagos y pantanos con una lámina de agua permanente que estaba alimentada parcialmente por aguas termales de en torno a 36ª C, cubrían la zona y diversas especies de mamíferos, hoy día extraños en nuestras latitudes, poblaban estas tierras andaluzas.

Este escenario configura lo que se conoce como un hotspot (punto caliente) de alta productividad biológica, similar al que se encuentra en las cadenas de lagos del África oriental, cuna de la humanidad. Y es aquí donde nuestro hombre de Orce, el primer andaluz, y quizá también el primer europeo, tiene su aparición hace más de millón de años y junto a las corrientes fluviales de la fuente de Bugéjar ya empezaba a aguzar palos, a afilar piedras y a tender ingeniosas trampas junto al fragante fango de las centelleantes charcas para poder alimentarse.( J.M García-Aguilar et al. “Hydrothermal activity and its paleoecological implications in the latest Miocene to Middle Pleistocene lacustrine environments of the Baza Basin (Betic Cordillera, SE Spain)”. Quaternary Science Reviews 96, 204-221 ) (2014).

Pasa el tiempo y el hombre se hace sedentario en estas tierras, nuestros cerros, cañadas, llanuras y riberas se vieron acompañados para siempre, del latido humano, y nos dejan su huella en las pinturas rupestres, en concreto a escasos kilómetros de nuestra fuente se encuentra el abrigo natural de la Cueva de las Grajas, con representación de un zoomorfo asociado a una cabeza de cabra, claro ejemplo del arte levantino (6.000-4.000) antes de nuestra era.

Oreado el terruño, comenzaron a soplar como una tenue brisa desde Levante las llamadas Culturas de Almería. El reloj se ponía en marcha, hace ahora más de cuatro mil años, para marcar el paso de las civilizaciones que iban asentándose y dejando un sustrato sobre el que va a desarrollarse el posterior poblado del calcolítico (LORENZO SANCHEZ QUIRANTES y JESUS MARIA, 2005:2).

 


3. Edad del Calcolitico y Bronce

A lo largo del Neolítico Final, irrumpe el megalitismo, que tendrá su desarrollo y máximo apogeo durante el calcolítico. Los pueblos megalíticos del calcolítico y argárico del Bronce que se asentaron en nuestra tierra en el III milenio a.C., basaron su economía en la agricultura cerealista (siendo muy frecuente encontrar molinos realizados en micaesquistos, en nuestras laderas) y la ganadería de ovicápridos, junto a la caza.

Sin embargo, el calcolítico no es tan sólo un proceso de descubrimiento y uso del metal, sino que implica grandes transformaciones sociales en las comunidades agrarias del neolítico: intensificación de la agricultura, utilización de enterramientos megalíticos, incremento de los sistemas de defensa fortificados y posiciones relativamente encastilladas, que parecen controlar territorios de gran tamaño. Algo parecido sucede en el campo de Bugéjar, donde tenemos dos grandes poblados, Cortijo de la Higueruela de Arriba y Bugéjar , el primero controlando el paso al norte de la serrata de Alcatín, y el segundo sobre el propio campo de Bugéjar, además se ha señalado la presencia de un enterramiento calcolítico en cueva en la ladera del Cerro de la Cruz a escaso metros de la cortijada. Es cuando las chozas circulares de adobe se proveyeron de vasos campaniformes tan abundantes, restos que todavía hoy los podemos encontrar en nuestros paseos.

Llegaron después las gentes de El Argar, mejoraron la agricultura y trajeron el bronce primario, y decidieron asentarse en nuestra fuente cuando el reloj señalaba aún mil quinientos años para la era cristiana. Un nuevo mundo venía con ellos: la metalurgia noble del bronce, el ingenioso telar para la lana, el complejo ritual de la muerte alojado en las frágiles cabañas, la inverosímil alfarería funeraria…. Es bastante probable que las comunidades del bronce de Puebla sean más mesetarias que argáricas (el registro de Puebla es más parecido al de Nerpio que al de Caravaca o Huéscar). Y eso podría explicar el vacío poblacional en los llanos de Don Juan, como una zona vacía entre los argáricos en el valle de Huéscar y estas comunidades del bronce de Puebla, que están viviendo en lugares a unas alturas increíbles, negándose a una agricultura intensiva [1]. A este periodo se adscribe de nuevo, el yacimiento del cortijo de la Higueruela que cuenta con las características propias del patrón argárico de asentamientos, con localizaciones en los cerros al pie de montañas de mayor altitud con un amplio control visual sobre llanuras. Cerca encontramos también dos importantes poblados del Argar, Moralejo y Cerro del Almacilón.

 


4. Protohistoria

Fuente de Bugéjar. Fotografía de A. Motos

Después, cuando habían transcurrido casi mil años, otra vez por Levante los mercaderes fenicios de allende el Mediterráneo con la revolución del torno, de la moneda, de las diosas de alabastro e idearon en el Cerro de la Cruz una esplendorosa ciudad ibera y casi seguro santuario de Molata de Casa Vieja (Arkilakis), cortijo a escasos kilómetros de nuestra fuente. Una de las cosas extrañas  del territorio de Bugéjar, y de Puebla en general, es que la formación del oppidum de Arkilakis es muy tardía, al contrario de otros oppida de alrededor (Tutugi, Basti, Acci, Ayozos). Esto puede tener mucho que ver con la ausencia de regadío en extensión de esta zona. Probablemente la aristocracia de Arkilakis vivía principalmente de la acumulación de ganado, que es una forma universal de acumular capital en las sociedades antiguas [1].

Brillaron entonces, al mismo sol que hoy contemplamos, rotundas vasijas geométricamente decoradas con el rojo intenso de la sangre, ceremoniales cráteras griegas pobladas de poéticos mitos y hieráticos dioses, o fugaces jinetes armados de lanza, santuarios alzados junto a salutíferos manantiales.

Es aquí, en este cerro donde a partir del siglo VIII a. C. los hijos del fin del mundo se asientan y presentan el primer gran mosaico de culturas de la península, fruto de la unión de las poblaciones autóctonas y los navegantes mediterráneos que desembarcaron en sus tierras, límite por entonces del mundo conocido, en busca de su riqueza.

Su posición en la ruta que enlazaría los poblados ibéricos de Cehegín, campo de Caravaca y los Royos con los altiplanos granadinos de Galera y Baza, explican en gran medida su nacimiento y desarrollo histórico. Sus amplias llanuras, con fértiles    tierras de secano para el cultivo del cereal, y las posibilidades de un cultivo de regadío, explican, en cierto modo, la existencia de estos núcleos ibérico y más tarde romanos. Además, el esparto que cubre las laderas de los cerros serviría para la fabricación de esteras, cestas y otros enseres propios de la época. Madóz en su diccionario (1846-1850) describe el campo como sigue” el campo llamado de Bugéjar es bastante fértil en los años de muchas lluvias; pero hallándose a seis y ocho leguas las montañas más inmediatas, son aquellas tan poco comunes que apenas se logra una cosecha buena por decenio, … Ante este panorama no es extrañar el uso que tuvo gran parte de esta tierra para el cultivo del esparto, obteniéndose cosechas de gran calidad, y que dieron trabajo a lugareños y foráneos llegados al efecto”.

Los restos materiales de esta época son abundantes en los yacimientos del Cerro de la Cruz y su necrópolis, Cortijo del Duque y Cortijo de Pedrarias, aunque destaca sobre todo el Cerro de la Cruz por su abundancia de materiales en superficie y restos de estructuras defensivas que convertían este lugar clave por su excelente posición y visibilidad sobre la llanura y los caminos, además de su fuerte pendiente, como por la naturaleza escarpada del terreno.

En la imagen, podemos observar parte de su estructura defensiva, con la Sagra de fondo. El cerro con 1.175 m de altitud estaría formado con casas apiñadas y levantadas una sobre otras, formando una línea defensiva, aprovechando el espacio y refuerza al tiempo lo que se ha definido como “ciudad fortaleza”.[ MARTINEZ LOPEZ, 1999:88]

Pero el rayo de la guerra se cierne sobre Bugéjar, tras la derrota de Cartago contra Roma en la I Guerra Púnica, los políticos cartagineses tenían que pagar un enorme tributo de plata y lo hallaron en Andalucía. Nuestros antepasados se vieron envueltos en la disputa de las dos potencias y el fin de mundo ibérico organizado.

Dibujo del libro: Bastetania Ibérica: Coord. Andrés Adroher
Cima Cerro de la Cruz. Fotografía de Jesús Amurrio

Acequia de Bugejar. Fotografía de Jesús Amurrio

El dominio del Águila

Bugéjar está ya definitivamente integrado en la esfera romana, y experimentará un creciente progreso en su proceso de romanización, demostración de ello será la fundación del vicus del cortijo del Duque y el cortijo de Lóbrega, con ocupación desde el siglo II/I a.C hasta por lo menos el siglo VIII d.C y la presencia de Magistratum locales, con restos de estatuaria y de edificios de cierta categoría, con revestimientos de mármol, ladrillos y baldosas que además evidencia, esta última, la presencia de un Balneum, al igual que en el yacimiento de Romanientes en tierra de Almeria ( Caballero Cobos, 2014:251).

Junto con Bugéjar, los enclaves desde Macián y Romanientes y cortijo de Torralba en Huéscar, nos hace pensar en una población muy importante, y todo gracias a las importantes características orográficas, hídricas y de comunicación para implantar de forma ventajosa el nuevo modelo agrícola de villa.

La abundantísima cerámica que encontramos, junto con un togado romano localizado en el cortijo del Duque pondría de relieve la pujanza que alcanzaría esa villa en el Imperio Romano. Todos los enclaves estarían en contacto con las nuevas tendencias culturales y no descartamos la presencia de comunidades judías en el altiplano granadino, como así se menciona en la localidad de Galera, que aparece mencionada en la Leyes Visigothorum (XII,2,13) de Sisebuto.

Bugéjar sería de las primeras tierras en romanizarse y lo hizo relativamente en poco tiempo. Gracias a las excelentes posibilidades de comunicación con el levante y con el camino que une Cartago Nova y las minas de Cástulo fueron requisitos para comprender como el cristianismo prendió por nuestras tierras a finales del siglo I, Además el regreso a casa de los veteranos legionarios hispanos retirados en las provincias ibéricas y el apego que tenían a unas tierras en las que habían pasado parte de su servicio militar, sería el germen de pequeñas comu­nidades cristianas de relativo peso y consolida una red episcopal relativamente densa.

Según la tradición, el cristianismo fue traído por los siete Varones Apostólicos, que nos dejaron las semillas que aquí esparcieron. Así, Bugéjar se convertirá en un lugar donde las leyendas y las tradiciones se dan la mano difuminando la línea entre lo legendario y lo histórico. Señal de ello, será la existencia de una Oliva Santa u Olivo Milagroso que se encontraba en estos parajes y que su legado quedó plasmado en la historia de Puebla de Don Fadrique y que se extiende a través de los siglos, llegando incluso a protagonizar parte del relato compostelano.

Si contamos, con evidencias epigráficas simbólica cristiana documentadas por Jesús F. Palmeiro y han sido relacionadas en Bugéjar con un edificio religioso (S. VI o VII).

Bugéjar está ya definitivamente integrado en la esfera romana, y experimentará un creciente progreso en su proceso de romanización, demostración de ello será la fundación del vicus del cortijo del Duque y el cortijo de Lóbrega, con ocupación desde el siglo II/I a.C hasta por lo menos el siglo VIII d.C y la presencia de Magistratum locales, con restos de estatuaria y de edificios de cierta categoría, con revestimientos de mármol, ladrillos y baldosas que además evidencia, esta última, la presencia de un Balneum, al igual que en el yacimiento de Romanientes en tierra de Almería ( Caballero Cobos, 2014:251).

Togado Romano. Cortijo del Duque

Junto con Bugéjar, los enclaves desde Macián y Romanientes y cortijo de Torralba en Huéscar, nos hace pensar en una población muy importante, y todo gracias a las importantes características orográficas, hídricas y de comunicación para implantar de forma ventajosa el nuevo modelo agrícola de villa.

La abundantísima cerámica que encontramos, junto con un togado romano localizado en el cortijo del Duque pondría de relieve la pujanza que alcanzaría esa villa en el Imperio Romano. Todos los enclaves estarían en contacto con las nuevas tendencias culturales y no descartamos la presencia de comunidades judías en el altiplano granadino, como así se menciona en la localidad de Galera, que aparece mencionada en la Leyes Visigothorum (XII,2,13) de Sisebuto.

Si contamos, con evidencias epigráficas simbólica cristiana documentadas por Jesús F. Palmeiro y han sido relacionadas en Bugéjar con un edificio religioso (S. VI o VII).


En la figura primera observamos una letra Alfa y en la segunda figura unos fragmentos de epigrafía que se podía traducir como “aquí los santos” o “aquí el santo” de Dios [FERNANDEZ PALMEIRO,2002:349). Por último, se han encontrado cinturones visigodos, cerámica de la época, demostrando la intensa ocupación del territorio, incluso pudo ser como apunta Cea Bermúdez (1852) el municipio de Burginicium de los bastitanos: “Contiene en su reciento piedras grandes labradas y cimientos de grandes edificios, y no hace mucho tiempo se descubrieron en el cascos y urnas de barro. En un cerro de su término hay ruinas de una antigua fortaleza”.

Bugéjar. Fotografía de A. Motos

Edad Media

Pasado el recodo de la Antigüedad, la Historia sopló de nuevo, esta vez desde el África de la media luna, se produce una escisión entre la población y su memoria histórica, perdiéndose la idea y el recuerdo de Bugéjar para transformarse en BuryÎyih “torre de Iyih”, muy similar a la de Madinat Iyih “ciudad de Iyih” (POCKLINTON,2010:122). Bugéjar debió ser una alquería, que es una pequeña aglomeración suburbana, que controlan un pago de regadío, en este caso el de la acequia de Bugéjar. Las alquerías solían contar con una torre en su interior, de tapial generalmente, y a veces un pequeño recinto defensivo. Además, una fuente tan importante para la historia de Puebla de Don Fadrique como el geógrafo Al-‘Udri incluye posiblemente a Bugéjar en la Cora de Tudmir al comentar uno de los Iyih que se conocían: es Iyih al-Sahl “ Iyih del llano”.

De nuevo resuena tambores de guerra, y esto llevara a las poblaciones mozárabes de la zona a emplazar el poblamiento en la cima del Cerro de la Cruz, iniciándose un proceso de fortificación, justificado por la situación fronteriza del lugar y el resto de la población se desplaza hacia el noroeste de nuestra fuente, los asentamientos se sitúan en la proximidades de la Sagra: Castellon Alto ( Castillo de Mirabet), Voteruela y el Castellon del Patronato, creándose una línea defensiva constituida por pequeñas fortificaciones y atalayas.

Las incursiones de las tropas cristianas a partir del siglo XII también tuvieron efecto a escala local. La grandiosa gesta de Alfonso I el Batallador, en su expedición de Andalucía intentando conquistar Granada, pasaron al campo de la épica y de la leyenda. Tras un tiempo por las tierras granadinas y su imposibilidad de tomar Granada al ser rechazado por sus contrarios decide emprender el camino de regreso. Se lleva consigo a diez mil «mozárabes» que serán bienvenidos en el reino de Aragón y va por el camino más corto hacia levante. Con toda seguridad tomarían fuerzas en la fuente de Bugéjar, pues prueba de la gesta, fue encontrar una moneda de Alfonso I que se encuentra en el Museo de Puebla. La milicia aragonesa siguió retirándose por Caravaca de la Cruz (al oeste de Murcia) y Játiva que fue asaltada y tomada por el Batallador. La presión de las tropas almorávides era notable, y el regreso se hacía en condiciones penosas, teniendo que conducir un gran número de civiles que debieron lastrar enormemente la marcha defendiéndose de los continuos ataques y obligados a abandonar mucha gente agotada y enferma por la duración y las penalidades de la larga campaña realizada.

Mas no todo eran sangrientas cabalgadas, sino que también hubo tiempo para apacentar los ganados, laborear las heredades, cosechar las mieses, plantar los huertos o trazar acequias. Acequias como las de Bugéjar y molinos en la garganta de lóbrega.

En 1212 la batalla de Navas de Tolosa marca el declive del poder almohade en Al-Ándalus, abriendo paso a un tercer período de reinos taifas, de donde surgirá el emirato nazarí de Granada, de la mano de Muhammad I, quien tras diferentes vaivenes establecerá en 1238 la capitalidad del reino en Granada. Paralelamente la corona de Castilla realizará una serie de avances militares, con la formación del Adelantamiento de Cazorla en 1231 y la conquista de Murcia en 1266, que dejarán a este emirato como el único superviviente político de Al-Ándalus. Nuestra zona de estudio se convirtió en zona de frontera, y así, entre 1241 y 1243, la mitad de la misma cae en manos de la encomienda santiaguista de Segura de la Sierra: Huéscar, Galera, Volteruela , Miravetes , Burgeia (antiguo topónimo)  , Orce, Castril, Cuevas de Almizra  y Cúllar.

Son tiempos difíciles entramos en los siglos XIV y XV donde se alterna -ya mora, ya cristiana-, que pasa de una mano a otra en virtud de una programada campaña militar o gracias a la sorpresa de un asalto inesperado, dehesas de ganados compartidas por ambos lados de la frontera (aunque parece que núcleos menores como Bujéjar y Volteruela tenían en 1266 población cristiana como se deduce del acuerdo firmado por la orden de Santiago con el obispado de Cartagena para el cobro de los diezmos.

MINISTERIO DE CULTURA, Archivo Histórico Nacional, ES.28079.AHN/10.1.9.4//INQUISICION,3314,EXP.202. Documento con el nombre de BUGEJAR

 

Podemos leer Huéscar, Vulteryola y BURGEIA

 

La frontera granadino-murciana tendrá escasas variaciones territoriales hasta 1488, y estimamos que Bugéjar quedó del lado cristiano y con una característica: tierra de nadie. Una frontera que no aseguraba una vida plácida, con guerra de pequeñas escaramuzas y asolamientos de cultivo y surgen las denominas “cabalgadas”: una marcha rápida y directa sobre territorio enemigo, siendo nuestra fuente testigo de muchas de ellas.

Bugéjar, además se nutrió de diferentes fases de repoblación cristiana, aunque fuera muy testimonial, y surgen una seria de instituciones, por llamarlas de alguna manera, que también aparecieron como fueron los ballesteros del montes, renegados y los temibles “cazadores de cabezas”, a medio camino entre el cazarecompensas y el guerrillero , aventureros agrupados voluntariamente y que se apostaban en lugares estratégicos como el nuestro, para capturar malhechores de todas clases, y lograr recompensas de concejos y comendadores, eso sí, presentado la prueba de su captura (AGÜERA MONTORO:19) Tras la batalla de los Alporchones (1452) termina un oscuro periodo y el estado prolongado de alarma. La frontera secular se borra para siempre.

 


Antiguo lavadero. Fotografía de A. Motos

Edad Moderna

Después de ser frontera durante varios siglos, Bugéjar fue incorporado definitivamente a la Corona de Castilla por los Reyes Católicos en el verano del año 1488. Comenzaba una nueva etapa histórica. 

Pocos años después de la conquista, en 1495, Fernando el Católico concedía a su cuñado don Luis de Beamonte, conde de Lerín y condestable de Navarra, el gobierno y el marquesado vitalicio de Huéscar, como cabeza de un inmenso señorío que incluía a nuestra fuente y un amplio territorio. A lo largo del siglo XVI se producen un importante desarrollo demográfico que se traducen en una ocupación y el poblamiento de nuevos enclaves (Almaciles, Bujéjar, Lóbrega y Pedrarias) además Don Fadrique canaliza una repoblación con cristianos viejos llegando a unos 2500 habitantes a mediados de siglo XVI.

Nuestra fotografía cambia por completo al estar dedicada la tierra a la ganadería ovina y el comercio de lana. Es fácil imaginar importantes cabañas de ganado además del desarrollo de la trashumancia que se practicaba entre Bugéjar, donde los rebaños pasaban el verano y las costas almerienses, donde permanecían entre noviembre y marzo. Además, apuntar que debido a la presión que los grandes Señores de estas tierras por gestionar sus recursos de pastos y montes, encontramos que muchos vecinos lograban su mantenimiento gracias a los cultivos de baldíos.

Pero la concesión de los Vélez a Don Pedro Fajardo y de Huéscar al duque de Alba  (Don Fadrique ) desencadenó uno de sus muchos litigio sobre los límites de ambos términos desde 1508, siendo Bugéjar  la que a lo largo de estos próximos años y siglos se vea enredada en pleitos sobre su aprovechamiento , el primero  lo vemos reflejado en una transacción otorgada el 30 de octubre de 1508 entre don Pedro Fajardo, los concejos de Vélez Blanco y Huéscar sobre los límites en Bugéjar; se reconocía la delimitación y sus tierras a los señores de Huéscar.( DIETMAR ROTH,2015:21).

Con respecto a la conexión con el «Camino de los Valencianos», diremos que ésta se agiliza, pues se convierte en una importante vía entre Valencia y Granada. Renacen el «Camino de Granada» y el que, de aquí en adelante, denominaremos «Camino de San Juan de la Cruz», Bugéjar, pasa a ser un lugar de paso obligado por los místicos de estos tiempos, recordemos que en Beas de Segura (Jaén) Santa Teresa funda el Monasterio de San Jose del Salvador y primera fundación en Andalucía y a su vez San Juan de la Cruz funda en Caravaca de la Cruz el actual convento de Carmelitas Descalzos. Así surge el camino de San Juan de la Cruz, partiendo de Caravaca llegara a Bugéjar pasando por Nerpio, y luego hacia Santiago de la Espada, Segura de la Sierra y Beas. Pasan los siglos pero sigue siendo un importante nudo de comunicaciones, apareciendo a escasos kilómetros la Venta de Martín Serrano, de gran importancia como lo atestiguan con su aparición en los primeros mapas del Siglo XVI.

Asimismo, en los periodos venideros, tanto la Puebla de Don Fadrique como sus campos (Bugéjar, Almaciles, La Toscana..) colaborarían en las peticiones de limosnas anuales llevadas a cabo por la Cofradía de la Vera Cruz.

Ahora Bugéjar se convierte en una fuente importante de recursos (ganado, pastos, caza.) y asistiremos a una serie continua de enfrentamientos entre vecinos y sus señores territoriales, entre estos y las grandes familias oligarcas que cada vez van consiguiendo nuevas tierras y dehesas, en definitiva, acuerdos y desacuerdos continuos como demuestran los pleitos y altercados como los mantenidos durante la segunda mitad del XVI y comienzos de XVII.

Poco a poco la ganadería pierde terreno a favor de la agricultura y toca un nuevo pleito, pero en este caso los actores en disputa son el modesto obispado de Almeria y el todopoderoso arzobispado de Toledo, cuyos límites llegaban hasta nuestra fuente, y deseaban hacerse con la jurisdicción eclesiástica de la ermita de la encarnación de Bugéjar. Para entender las causas del conflicto hay que trasladarse a los años en los cuales las rentas obtenidas de los diezmos de las cosechas, otorgaba incrementa el patrimonio de los obispados. Una lectura obligada sobre este pleito, es el artículo de la Revista Velezana, nº 19: El pleito de Bugéjar entre el Arzobispado de Toledo y el Obispado de Almeria, S.XVIII de Pelayo Alcaina.

En la documentación sobre el litigio, redactado por el ilustrado Antonio José Navarro, responde a las cartas que requieren sus nada corrientes conocimientos historicistas: sirva como ejemplo el informe-resumen enviado -con plano incluido- al Obispo de Almería, Fray Anselmo Rodríguez -Baza, 25 de marzo de 1786-, sobre el añejo y manido contencioso, sostenido entre dicha Diócesis y el Arzobispado de Toledo, por las tierras ¡y los diezmos! correspondientes al rico Campo de Bugéjar. (CANDIDA MARTINEZ,1999:92).

Hay una serie de planos que adjuntamos en la comunicación, con la fuente y el área disputada en el cerro de Bugéjar. En la parte superior del cerro de la cruz, se dibujan unas siluetas de construcción, junto a las cuales aparece el texto, atalaya de Bugéjar (Fig. XX). Es evidente que, aun en el Siglo XVIII, se mantendrían los restos de construcción de la atalaya musulmana y no creemos que fuera ibera.

  


 Croquis del Campo de Bugéjar. Señalados los caminos de Andalucía a Murcia y el Camino de los Campillos de Millán] Puebla de don Fadrique. Granada
Croquis del Campo de Bugéjar. Señalados los caminos de Andalucía a Murcia y el Camino de los Campillos de Millán] Puebla de don Fadrique. Granada
Detalle del plano de Bugéjar, realizado por A.J. Navarro en 1786, a instancias del obispo de la
diócesis de Almería, Anselmo Rodríguez. (Archivo Parroquial de Vélez Blanco)
Croquis del Campo de Bugéjar. Señalados los caminos de Andalucía a Murcia y el Camino de los Campillos de Millán Puebla de Don Fadrique. Granada. Archivo Ducal de Medina Sidonia
Detalle del plano de Bugéjar, (Archivo Diocesano de Toledo)

Edad contemporánea

 Durante estos años se acentúa las tendencias de grandes extensiones de cereal y el consiguiente retroceso de la ganadería. Junto a ello, aumenta progresivamente el regadío lo que induce a que un viejo sueño salga de su letargo. Nos referimos al tan ansiado canal del Reino de Murcia, -también fue denominado “Canal de Bugéjar” o «Canal de Carlos III» 

La idea de este trasvase se había ido planteando de tiempo en tiempo. En los reinados de Carlos I, ya se formula la idea y hacen ver las enormes riquezas que proporcionaría trasvasar las aguas de las Fuentes del Guardal (Sagra y Castril) a los campos de Lorca. La obra del Canal era sumamente ambiciosa ya que pretendía, salvando las dificultades técnicas, llegar a ser incluso navegable. Este canal arrancaba desde las fuentes del río Guardal, con un ramal secundario que debería recoger las aguas del río Castril para después, y atravesando el término el altiplano granadino, cruzando el campo de Bugéjar, entrar por la zona de Topares en el reino de Murcia. (http://www.huescar.org/canal.php).

De todo aquel gran proyecto sólo se ejecutaron algunos tramos aislados aún reconocibles en la actualidad, puente de las Ánimas, o los enormes pilares -acueducto- que debían prolongar sus trayectos, salvando las complicaciones orográficas.

Durante el siglo XIX todavía se mantuvo el sueño del canal, aunque cada vez más el proyecto se fue limitando al riego de las tierras de Huéscar, prescindiendo del trasvase hacia Lorca y Cartagena.

Un último proyecto tocó a las puertas de Bugéjar. Nos referimos al trazado del ferrocarril de vía estrecha entre los tramos Baza-Calasparra pasando por nuestra fuente. Oportunidad perdida de la articulación territorial y proyecto frustrado. Las milenarias vías que se abrían de par al mundo se cubrieron de maleza y comenzó a caer el olvido sobre este territorio y fue una condena a perpetuidad para sus gentes. Pero la ausencia de estas innovaciones ayudó a conservar nuestra más pura identidad y valores patrimoniales que hoy, más de un siglo después, comenzamos a descubrir y valorar en su justa medida. Por último, en este siglo XXI, gracias a la iniciativa del Ayuntamiento de la Puebla de Don Fadrique junto a  “Los bugejeños” respondieron a la llamada del párroco y han colaborado y organizado distintos evento  para recuperar una ermita del siglo XVIII bajo la advocación de Ntra. Sra. de la Encarnación. El arreglo de las cubiertas, restaurar las pinturas murales del interior de la ermita con un gran valor artístico y colocar una acera alrededor del edificio para evitar las humedades. 

Este es un plan perfecto, es una invitación de un viaje al pasado, un recorrido por algunos de los lugares históricos con los que cuenta nuestro país. Sitios donde la historia se hizo hueco, sucesos que pueden rememorarse tocando las piedras con las que podréis descubrir hechos que, verdad o ficción, aún permanecen vivos en su acervo popular. Las piedras hablan y nos contaron su historia.

 


Plan Provisional de Obras Hidráulicas aprobado por R.D. de 25 de Abril de 1902. Fuente CEDEX
Ermita de la Encarnación. Fotografías de Mariano García Castillo

Conclusión

Acequia de Bugéjar. Fotografía de Antonio Motos

Para conocer una patria, un pueblo, no basta conocer su alma —lo que llamamos su alma—, lo que dicen y hacen sus hombres, es menester también conocer su cuerpo, su suelo, su tierra.» (Unamuno). Os aseguramos que pocos sitios habrá en los cuales se pueda gozar de una mayor variedad de paisajes como en Bugéjar, su suelo ha estado habitado desde tiempos ancestrales por multitud de culturas, en su tierra habitaron los homínidos de Orce junto los grandes guerreros íberos y las tribus árabes de la Edad Media. Su huella hará las delicias de todo aquel que desee mecerse en su propia cuna: la Cuna de la Historia

Junto al poema que acompaña este trabajo que tan magistralmente nuestro paisao Pedro Gómez nos ha escrito, para que cada uno al visitar este paisaje, escuche los ecos del pasado y forme un libro. Que cada uno elija a una de las figuras que nos cuenten algo de lo que aconteció entre estos cerros, formando un cuadro o miles de cuadros diferentes, donde el viajero pueda ser parte de este patrimonio legado por la historia.

 

Bugéjar. Ecos de un pasado

Por hileras de tiempo regreso
sobre caminos cargados de sol,
llenando el alma
con los ojos.
A lo lejos, mástiles del viento,
oleaje en sombra, la verde arboleda.

Casas quietas con luz de yeso y cielo azul,
tejados viejos
de colores pobres,
agarradas a las ruinas de los años
entre campos largos de dorado trigo.

Aún suenan ecos,
escondidos en las piedras
del herrero, de niños corriendo
donde antes hubo una escuela,
y el olor de pan regresa
amasado en la memoria.
Miro la acacia clavada como un cuchillo
en el polvo árido, donde estuvo la era.

¿De dónde nace el agua, tierra,
que se estira partiendo en dos las aradas?
Sedientos yermos, campos sedientos
entre juncos cimbreantes y el silbo del viento.
Agua, extendida como un grito, agua.

Aquí, en Bugéjar, los campos lloran
retorciéndose al pasado.
Piedras labradas, tallas de historia,
entre pasos planos por montes ondulados.
Las ventanas dentro quedan vacías,
fuera, sólo un perro ladra
al oasis de aire verde, azul y agua.

Pedro Gómez García
12 de febrero del 2017

 

[1] AGRADECIMIENTO. Queremos agradecer a, Jesús Fernandez Palmeiro, un verdadero amigo, que nos brindó todo tipo de ayuda y que gracias a él conocimos de primera mano la arqueología de Bugéjar. Además, a Alejandro Caballero, sin su ayuda y consejo hubiera sido muy difícil conseguir plasmar una adecuada coherencia histórica en este trabajo,  y gracias a su tesis doctoral,  por ser una enciclopedia de la historia de Puebla de Don Fadrique.

 


Bugéjar. Fotografía de Antonio Motos

Bibliografía

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