Presentación en la Revista De Lectio

LA CASA DE DON CLAUDIO PENALVA: UN SUEÑO MODERNISTA HECHO REALIDAD EN HUÉSCAR

JUAN ANTONIO DÍAZ SÁNCHEZ (CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE GRANADA Y SU REINO).

MARÍA DEL PRADO DE LA FUENTE GALÁN (DPTO. DE Hª MODERNA Y DE AMÉRICA. UNIVERSIDAD DE GRANADA)

Publicado en el Diario Información. El 11 de junio de 2021.

El padre de don Claudio Penalva Jiménez
Don Claudio Penalva Navarro, padre de don Claudio Penalva Jiménez

“La belleza es el resplandor de la verdad”

(Antoni Gaudí i Cornet)

Tras una larga jornada de viaje, casi veinticuatro horas, don Claudio Penalva, un acaudalado hombre de negocios oscense, se apeaba del tren en la “Estación del Norte” de Barcelona; ese mismo tren, que había tomado en la estación de Baza, prácticamente un día antes. Importantes negocios para el prosperar de sus intereses económicos e industriales lo habían llevado hasta la ciudad condal. Los aires primaverales iniciaban a suavizar las temperaturas puesto que el invierno había sido demasiado crudo, los arriates ajardinados y maceteros del Paseo de Gracia comenzaban a florecer, y cuyas hojas del calendario, que se encontraba ubicado en una de las paredes del “Café Torino”, mayeaban.

Barcelona estallaba en prosperidad económica y generaba riqueza por doquier, desde la denominada Segunda Revolución Industrial, provocadora ésta de un desarrollo y progreso económicos increíbles. No obstante, esta industrialización tan grandiosa, a su vez, provocó una enorme conflictividad social debido a las paupérrimas condiciones laborales que tenían los obreros, a la toma de conciencia de clase del proletariado a través del movimiento obrero y todo lo que éste supuso. Todo explotaría con los lamentablemente famosos sucesos conocidos como “la semana trágica de Barcelona”, acaecidos éstos durante el verano de 1909.

La familia de don Claudio Penalva Navarro. Si hijo, Claudio Penalva Jiménez, está a la derecha, en la fila del fondo

Don Claudio Penalva Jiménez era natural de Huéscar, hijo de un médico poblato, don Claudio Penalva Navarro, conocido popularmente en la ciudad de las Santas, donde estableció su residencia y consulta, como el “médico de los pobres.” Su hijo, don Claudio Penalva Jiménez, se crió en el seno de una familia acomodada y se dedicó a los negocios cuan burgués de la época.

El motivo por el que nuestro protagonista amaneció en Barcelona, era una importante entrevista de negocios –la extraordinaria calidad de lana que produce la oveja segureña es más que de sobra conocida y reconocida dentro de nuestras fronteras y fuera de ellas‒, que había concertado previamente, con uno de los más pudientes y principales industriales catalanes del sector textil: Don Josep Batlló i Casanovas. Éste lo había citado en su residencia, sita en el Paseo de Gracia de la capital catalana, e inconfundible. Cuando don Claudio Penalva llegó a la casa de Batlló, no podía dar crédito a lo que estaban viendo sus ojos, una casa modernista rediseñada íntegramente por el célebre arquitecto de la época, el reusense, don Antonio Gaudí. Una vez que el burgués andaluz accedió al interior de aquella maravilla –un verdadero “oceanográfico” de la belleza‒ para tratar de negocios con su dueño: el Sr. Batlló; el Sr. Penalva quedó fascinado con ese nuevo estilo constructivo al que llamaban Modernismo, antecedente inmediato a las Vanguardias europeas, y que, gracias a Gaudí, estaba revolucionando la estética de Barcelona, Cataluña y algunos lugares del resto de España.

Nunca sabremos si aquella entrevista de negocios fue fructífera y provechosa para ambos entrevistados, pero lo que sí podemos aventurar es que durante el viaje de regreso a Andalucía, concretamente hasta la estación de ferrocarril bastetana –inutilizada desde la festividad de San Silvestre de 1984 debido a la supresión de la línea ferroviaria Guadix-Baza-Lorca sentenciada ese mismo año y ejecutada ese infausto día de triste memoria y doloroso recuerdo‒, prácticamente un día entero de viaje, tuvo tiempo para pensar en otro gran negocio que para nada tenía algo que ver con los realizados en el interior de la Casa Batlló. Se daba la circunstancia que hacía meses, don Claudio Penalva tenía pensamiento construir una casa familiar, que fuera digna y acorde con su elevada posición social, en su ciudad natal y residencial: Huéscar.

Cierre modernista de la casa

Don Claudio Penalva soñaba con aquellas formas orgánicas y vegetales, con aquel uso inteligentísimo y atrevido de las matemáticas y la geometría, con aquel estilo modernista, que rompía los cánones estéticos establecidos de belleza y patrones constructivos tradicionales que se repetían –de una forma monótona y un tanto aburrida‒ en la mayoría de los caserones y palacetes andaluces. Y…, por qué no hacer un sueño realidad, que combinara de una ecléctica manera los elementos arquitectónicos, decorativos y significativos, más bellos e impresionantes, que se han forjado a través de los siglos en España. Por lo tanto, en 1908, adquirió un conjunto de casas viejas en la cuesta del Paseo del Santo Cristo, que une a éste con la Plaza Mayor de la ciudad oscense, lo redujo a un inmenso solar de proporciones “bíblicas” y allí comenzó a edificar su sueño modernista para alzarse como una ecléctica realidad.

Este sueño hecho realidad se materializó en una enorme mansión, que constituye la única vivienda unifamiliar modernista construida en Granada y su provincia, y posiblemente, uno de los más claros ejemplos que haya en toda Andalucía. Como se ha apuntado anteriormente, dicha casa fue mandada construir por don Claudio Penalva Jiménez y doña María Serrano, su esposa. Atendiendo a la tradición oral, siempre han asegurado los más ancianos del lugar, que dicho señor principal oscense se arruinó con la construcción de esta casa de sus sueños. Pero… ¿cómo es dicha casa, edificada en torno a 1908-1910, para que cuya construcción pusiera en serias dificultades y apuros económicos a uno de los más acaudalados burgueses oscenses?

Este inmueble se concibe sobre una planta de doble crujía en forma de (U) con un hermosísimo patio trasero, por el cual se accede a un gran huerto privado que posee dicha casa. La estructura de ésta es la tradicional, que es común y habitual en la ciudad, a cuya fachada la añadieron una peculiar decoración de estilo modernista catalán, siguiendo los cánones estéticos propios del Modernismo, que en don Antonio Gaudí halló su máximo exponente. Todos los materiales y elementos decorativos fueron encargados al tallista albojense, Julián Ruiz Alemán, cuyo taller estaba especializado en trabajar, tallar y labrar piedra, mármol, yeso, madera…

 

 

Alzado de la casa Penalva
Puerta principal de la casa

El alzado de la casa o fachada de la misma, al estar construida ésta en la cuesta del “Paseo del Santo Cristo”, a la vista del transeúnte presenta, una forma trapezoidal, compuesta la susodicha por dos cuerpos verticales y tres horizontales. Cuatro pilastras verticales, realizadas en sillares almohadillados de piedra caliza, delimitan los tres lienzos junto a las tres plantas de la casa.

Realizada esta fachada en ladrillo visto, macizo y biselado; por otra parte, muy propio del neo-mudéjar, sino véase la plaza de toros de Granada, o las impresionantes estaciones de ferrocarril de Almería y la “Madrid” de Linares (Jaén), por poner algunos ejemplos cercanos a nuestra tierra.

El zócalo fue realizado con sillares de piedra caliza similares a los utilizados para trazar las pilastras, y es el encargado de nivelar la fachada de esta casa. A lo largo de su traza, nos encontramos los cuatro accesos a la mansión, siendo la puerta principal, un claro diseño modernista, realizada ésta en madera noble y en cuyos cuarterones principales están talladas las letras “C” y “P”, correspondientes a las iniciales de don Claudio Penalva. Cuatro grandes ventanas, continúan confeccionando la planta baja del edificio, totalmente enrejadas con unas maravillosas rejas de hierro forjado, trenzado y con volutas. En su parte media, dichas rejas adquieren volumen, en forma de “pecho de paloma”. Los vanos de las ventanas están decorados con un marco del mismo ladrillo visto y terminados con una falsa clave meramente decorativa.

Patio interior, distribuidor alhambreño

Nace la primera planta mediante una sencilla cornisa, realizada ésta en mármol blanco, muy discreta y austera, en la que se imbrican ocho hermosos balcones de los cuales seis son abiertos y dos son cerrados desde su base (miradores). La base sobre la que se configuran los balcones abiertos, está compuesta por una considerable losa de mármol superpuesta sobre dos soportes realizados en forma de “pechos de paloma” y cerrados hasta la mitad por una reja, a juego con la de las ventanas inferiores sitas en la planta baja, con pasamanos. Los vanos de estos balcones están decorados con unas molduras orgánico-vegetales, elementos éstos pura y esencialmente modernistas. Sobresalen los dos bellísimos e impresionantes miradores, que se nos presentan flanqueados por los balcones anteriores, compuestos cada uno de éstos por tres niveles de iluminación. Delicada y exquisitamente decorados con volutas en forma de hojas de acanto y, a modo de clave, es rematada por el busto de una cariátide femenina con el torso desnudo, que simboliza el alimento natural para la nueva vida, por lo tanto, es el símbolo de la fuente de la vida.

En la segunda planta, se nos presentan ocho ventanas menores, de doble hoja cada una, con unas molduras decorativas vegetales muy singulares puesto que las dividen en dos mitades simétricas, finalizando en un alféizar lobular que constituyen su base. El tejado está rematado con un alero soportado sobre canecillos. Y para decorar el sistema de desagüe de la canal se utilizan nueve enigmáticas gárgolas pétreas con forma de criatura mitológica como es el caso del grifo alado con pechos femeninos; de nuevo, nos encontramos otra referencia a la fuente de la vida que, a su vez, es el alimento que compone la leche materna.

 

Patio interior, distribuidor alhambreño

Respecto al interior de la casa, sólo hablaremos de la parte noble puesto que la dedicada al servicio prácticamente ha desaparecido o se encuentra muy deteriorada. Si accedemos al interior, como si fuéramos sus propietarios y estuviésemos entrando a nuestra casa, es decir, por la puerta principal; lo primero que nos encontraríamos es un zaguán o recibidor, que franqueado por una puerta modernista, da acceso al patio interior distribuidor, realizado en dos pisos y finalizado por una cubierta en doble altura por vigas de madera entrelazadas en damero y con cristal policromado. Su decoración alhambreña utiliza arcos de herradura, que intentan imitar a los existentes en el “Patio de los Leones” de la Alhambra de Granada, el suelo es de mármol blanco de Macael (Almería) y en cuyo centro nace una discreta fuente baja de un solo pilar. Todo el zócalo de este patio interior está recubierto por azulejos de “granaína” –posiblemente fabricados en “Fajalauza”‒ con una decoración geométrica en los mismos como era propia de los azulejos nazaríes. La galería perimetral se soporta sobre columnas de madera.

A la primera planta se accede a través de una gran escalera lateral, realizada toda ella en mármol blanco, cuya balaustra está labrada con el mismo dibujo que presenta la de la galería superior que en lugar de mármol, en este caso, con el objetivo de añadir menos peso, está realizada en madera noble. Las paredes están decoradas con yesería alhambreña, donde se embuten falsas ventanas y enormes espejos, que pueden otorgar un más que interesante juego matemático con la luz solar, que ilumina al patrio a través del tragaluz como si fuera una gran Lucerna superior, alimentada la misma por dos grandes linternas ubicadas en el tejado.

Salón comedor modernista

Se cuenta en la ciudad de Huéscar una anécdota del porqué uno de esos espejos, a los que nos hemos referido anteriormente, tiene un agujero en la mitad superior del mismo. Se dio la circunstancia, que al estallar la Guerra Civil Española, tras la sublevación militar fallida del 18 de julio de 1936, los milicianos fueron a asaltar la casa Penalva y cuando accedieron al interior de la misma, uno de ellos, “Máuser” en mano, a causa de los juegos de luces, de los cuales hemos hablado antes, vio su reflejo entre claroscuros, se asustó y disparó. Pues esa es la razón –a modo de anécdota muy curiosa‒ que explica la rotura de ese espejo y el agujero que presenta el mismo. Sin lugar a dudas, un fiel testigo de la Historia y de los hechos acaecidos en la ciudad de Huéscar, durante los primeros meses de la contienda, que llegaron a ser terribles y provocaron la muerte de muchos oscenses.

Precisamente, es en esta primera planta donde se ubican las más bellas y preciosas estancias, públicas y privadas, que presentan una decoración más ostentosa y variada. Comenzamos su descripción por el salón comedor, que es una de las habitaciones más modernistamente decorada, con molduras talladas sobre madera noble y reproduciendo formas orgánico-vegetales. La capilla, que constituye uno de los más bellos espacios privados, es de estilo neogótico y la talla de las maderas utilizadas para su construcción es exquisita. El salón rococó es una estancia de gran belleza y más armónicamente decorada con formas orgánico-vegetales y cariátides realizadas en escayola.

Salón rococó

Resulta muy curioso y nos llama poderosamente la atención el contraste presentado entre la enorme ostentosidad del espacio público de la casa frente a la sobriedad de las estancias privadas, que son bastante más austeras que las públicas, como pueden ser las alcobas o dormitorios. Sin embargo, los restos de los diseños y bocetos plasmados en algunas de estas estancias privadas, que perduran aún, nos ponen de manifiesto que el proyecto decorativo modernista quedó inconcluso en el interior de esta casa.

Como podemos discernir, a tenor de todo lo anteriormente tratado, la Casa Penalva constituye en sí misma una auténtica joya modernista ubicada en la ciudad de Huéscar. Por consiguiente, no nos ha de extrañar cuando en la Historia del Arte de Andalucía, editad por Planeta en nueve volúmenes, precisamente, en el correspondiente donde se trata el Modernismo andaluz, uno de los más claros ejemplos, que se ofrecen en dicha obra –le dedican toda una lámina a color‒, es la fachada de esta casa.

 

Capilla neogótica

En conclusión, Huéscar, la ciudad de la Paz, puede estar de enhorabuena y sentirse orgullosa por haber incorporado a su patrimonio público semejante joya modernista. Pero no sólo ha de estar orgullosa de ello Huéscar, sino que también lo han de estar Granada y su provincia, Andalucía y España; y, por supuesto, poner todos los recursos económicos y humanos necesarios para que este sueño modernista, hecho realidad por don Claudio Penalva, siga perdurando en el tiempo para el gozo, disfrute, uso y admiración de toda la humanidad y que todos podamos seguir soñando con dicha morada.

 

Lucernario de la casa Penalva

Nota:

Todas las notas biográficas sobre don Claudio Penalva y su familia, y las ofrecidas sobre la descripción artística de la casa, han sido tomadas del informe que el Archivo Histórico Municipal de Huéscar realizó sobre dicho edificio a instancias del Excmo. Ayuntamiento de Huéscar. El resto de la historia, con la que se inicia la primera parte de este artículo, es una ficción novelada, utilizada como recurso literario, para que ayude al amable lector, que tenga la bondad de acercarse hasta estas líneas, a contextualizar la época en la que se desarrollan los acontecimientos. Cualquier parecido con la realidad histórica de las razones que llevaron a don Claudio Penalva a construir esta casa modernista, sería una mera coincidencia; pero…, nadie puede aseverar que esta peculiar historia no pudiera suceder de forma parecida.

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Los autores del artículo

María del Prado de la Fuente Galán

Juan Antonio Díaz Sánchez

María del Prado de la Fuente Galán y Juan Antonio Díaz Sánchez

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