El tema que os invito a reflexionar hoy es el de la distinción entre la EMPATÍA y la INTERSUBJETIVIDAD

La empatía, en principio, es buena y necesaria en muchos momentos. Pero está ligada a peligros: unos extremos, como el de la manipulación de las emociones (por ejemplo, cuando se utilizan imágenes para conmovernos, con intereses últimos poco claros).

Otros peligros simplemente nos hacen creer que tomamos la perspectiva del otro y que incluso podemos sentir como él (nos sucede cuando vemos por televisión un espectáculo deportivo, etc.). Husserl hablaba de la ilusión de ponernos en lugar del funambulista).

Sin embargo, más allá de la empatía, algunos filósofos (entre ellos Paul Ricœur) nos invitan a ser conscientes de la necesidad de poner en práctica verdaderas y auténticas relaciones intersubjetivas: cada uno está en su lugar, es imposible que nos podamos poner literalmente en lugar del otro (porque si lo hiciéramos, ya el otro no estaría allí, estaríamos nosotros).

La puerta de acceso a las auténticas relaciones intersubjetivas es el reconocimiento del otro.

La capacidad de otorgar sentido y la alteridad

            ¿Cuál es la faceta de la hermenéutica de Ricœur que nutre como fuente la necesidad de la acción crítica? A mi juicio, la capacidad de otorgar sentido, también de renovar y reinterpretar el sentido, para hacerlo más adecuado. La capacidad de otorgar sentido es lo que une la cuestión del tiempo, el lenguaje y la racionalidad crítica.

Para Ricœur, el hecho fundamental que ofrece sentido es el reconocimiento, tanto el de sí mismo como el reconocimiento mutuo. Como consecuencia, la capacidad de otorgar sentido está ligada a las condiciones y las actuaciones del reconocimiento de sí y de reconocimiento del otro. (Ricœur, 2005: 161).

Solamente reconocemos al otro, “nos ponemos en lugar del otro” de una manera simbólica, analógica, icónica, a través del lenguaje, y a través de nuestra actuación en el tiempo presente vivido.

Considero que es en la potencia de la imaginación y sus conexiones con el lenguaje donde se encuentra la relación entre hermenéutica y tiempo […].

Interpretar los textos y encontrarles sentido es la otra cara de la moneda de la creación que supone el lenguaje en su faceta primordial, que es la comunicativa. Se trata de la capacidad de crear un texto que presente de forma analógica la realidad, es decir, que sea un icono de la realidad misma, entre la realidad objetiva del mundo y la realidad creada, subjetiva, que elaboramos como autores.

Ricœur recuerda la “dificultad encontrada por la fenomenología para superar la disimetría originaria entre el yo y el otro, y para formar la idea de reciprocidad tan esencial a la idea de verdad como a la de justicia. (Ricœur, 2005: 264). No olvidar esta dialéctica entre la identidad y la alteridad “ilumina la existencia”.

[…] Nos hace recordar dos cosas fundamentales: “en primer lugar, el carácter irremplazable de cada uno de los miembros del intercambio; uno no es el otro; se intercambian dones, pero no lugares”. En segundo lugar, nos libera de nuestras propias manipulaciones interiores.

“La disimetría protege la mutualidad contra las trampas de la unión fusional, ya sea en el amor, en la amistad o en la fraternidad a escala comunitaria o cosmopolita; se preserva una justa distancia en el corazón de la mutualidad, justa distancia que integra el respeto en la intimidad. (Ricœur, 2005: 266).

En este punto final -porque es una final totalmente abierto-, Ricœur está haciendo crítica con su escritura filosófica, mostrando la disimetría radical entre los individuos: cada uno está en su lugar, en cada momento, un lugar propio y único, que no es intercambiable. La neurofisiología actual avisa de los peligros de la empatía, si es entendida de manera literal.

Ponernos en el lugar del otro no es fácil, de hecho, solo podemos hacerlo en sentido metafórico, porque solo podemos situarnos y mirar desde el punto del espacio en el que nos ubicamos. Incluso, aunque nos ayudemos de artilugios informáticos y de la red para poder tener ojos en otros sitios. Por otra parte, hemos de distinguir entre empatía e intersubjetividad.

[…] Desde la literatura y la mística, en la segunda mitad del siglo XVI, San Juan de la Cruz entonaba un canto de amor extraño, que aceptaba las dulzuras de la soledad (“En soledad vivía y en soledad ha puesto ya su nido”).


Referencias:

Ricoeur, P. Caminos del reconocimiento. Madrid, Trotta, 2005.


El fragmento que presentamos arriba pertenece al artículo: “La crítica filosófica en la escritura del tiempo de Paul Ricœur”

Publicado en el libro colectivo: Crítica y hermenéutica.  Perspectivas filosóficas, literarias y sociales.

Cuyos editores son Juan Antonio Nicolás, Sultana Wahnón y José Manuel Romero.


Volver a la página de Artículo De Lectio

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *