Volver a Sabiduría de la mujer rural


En un porcentaje alto de casos, durante la segunda mitad del siglo XIX y en el siglo XX hasta los años 60, en las casas de Huéscar y su comarca, no bastaba con el trabajo del marido para sacar a la familia adelante. La mujer tenía que asumir los trabajos que podía encontrar, además de su tareas interminables en casa. Por supuesto, estos trabajos eran precarios y, en la mayoría de ellos no había ni contrato ni salario adecuado ni suficiente. Pero no había más remedio que arremangarse.

Por un lado, estaba el oficio de lavandera. Siempre había casas en donde necesitaban que se lavara su ropa (por viudedad del marido, por trabajo fuera de casa a jornada completa de la mujer). Sobre todo, había unos clientes a los que se podía acudir, si te mostrabas trabajadora y digna de confianza: “los señores” (las familias de clase alta o media alta de Huéscar).

Martina García Carrasco se había casado con Florentino García Torrijos. Tenían tres niños cuando, en 1909, Florentino emigró a Argentina para ofrecer una vida mejor a su familia.

En Huéscar, Martina hubo de apañárselas como buenamente pudo con los niños. Florentino les enviaba dinero hasta que murió en Ultramar, en 1920.

Martina fue lavandera en Parpacén. Lavaba encargos de muchas familias de Huéscar. También trabajó limpiando casas; fue limpiadora en el Ayuntamiento y en los Juzgados.

De la misma manera, la hija de Martina, Luisa García fue lavandera en Parpacén. La historia de la guapísima Luisa García no solo es interesante: merece ser conservada en la memoria de los hombres y mujeres de Huéscar.

Nació en Huéscar en 1905 y murió en Portugalete —Bilbao— en 2001. La hija mayor de Martina sufrió la polio de pequeña, y, como consecuencia, le quedó una cojera permanente, que no le impidió —sin embargo— trabajar sin descanso para sus hijos.

Se había casado con Miguel Jesús Ortiz Sola. Vivieron primero en la calle del Barón, cerca de las Cuatro Esquinas. En 1936, ya habían nacido tres de los 10 hijos que tendrían. Junto con su madre, además de todo su trabajo en casa,  lavaba la ropa que le habían encargado en las casas de confianza que tenía. Pensemos en lo que significaba llevar sobre la burra la ropa, las losas y el jabón, los cubos de zinc y los hatos de ropa. Desde Huéscar a Parpacén, caminando, lavar y tender la ropa, incluso pasar la plancha a las prendas, a medida que se iba secando (por tanto, tenían que hacer un fuego para calentar la plancha de hierro). Y. después de muchas horas, volver a Huéscar, con la colada hecha sobre la burra, y llevarla a las casas.

Cuando terminó la guerra, las circunstancias los llevaron a Barrio Nuevo. Luisa siguió dando a luz a hijos, y cuidando de ellos. Seguía acompañando a su madre a lavar, secar y planchar en Parpacén. Antes de llegar a Huéscar y tomar la burra con los bultos de la ropa, tenía que hacer el camino desde las cuevas hasta la calle Morote, esquina calle Ogaya.

Después del nacimiento de uno de sus hijos, sufrió una infección en los ovarios que casi le cuesta la vida. Sin apenas poder andar y con dolores insufribles, fue a Huéscar con Juan, su hijo de tres años, para que la viera el médico de la calle Ramírez, don Pedro Villanueva. El médico se vio en la necesidad de someterla a una intervención de urgencia, sin anestesia. El niño se asustó con los gritos de su madre, salió corriendo, y pidió auxilio en la casa de su abuela. Pero don Pedro, aquel día le había salvado la vida a Luisa.

En los años 60, los hijos de Luisa García se marcharon a Bilbao para buscar trabajo. “La vida estaba muy mala en Huéscar y mi madre quiso buscarnos un futuro mejor (cuenta su hijo Juan). Era muy valiente, a pesar de tener una pierna que la desequilibraba y que le hacía la vida complicada y difícil. Luisa y su marido se fueron a vivir con sus hijos en 1965. Se fueron en el camión del tío Canuto que hacía portes a Bilbao, y la abuela, Martina, con 80 años, también se fue con ellos. Vivieron en Portugalete. Ya allí murieron: la abuela Martina en 1972, el marido de Luisa, Miguel, ese mismo año, y Luisa en 2001.

Mercedes Laguna

Martina García Carrasco

Luisa García García

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