Trinidad Bautista Soria

Doña Paquita era la Directora-profesora que estaba en todo: rezábamos con ella en el patio y bailábamos el “Don Melitón” antes de entrar a clase. Muchos días, subía a para ponernos algunas diapositivas, otros, entraba en clase y miraba algunas libretas, entonces felicitaba a aquellas que eran ordenadas […]. A veces nos daba algunas lecciones de matemáticas.  

  Cada sábado o viernes antes de irnos a casa, subía a clase y nos recordaba que pasáramos por su despacho; allí Manuela nos iba dando los libros que cada una escogía y Dona Paquita estaba observando y animándonos. Un día yo, con 9 años, elegí un cuento con muchos dibujos y cuando estaba saliendo por la puerta me llamó y me dijo: “Trini (porque conocía a todas las alumnas por sus nombres y a sus familias) ¡dame ese cuento!”. Se acercó a una estantería, y me dijo “Tú te vas a llevar este” y me puso en la mano un librito El club de los 7 secretos. Me fui bastante disgustada… era mucha letra. En casa aburrida lo empecé a leer, me emocionó, pasé por momentos de suspense, de risas a carcajadas, y en ese momento me enganché a la lectura.  ¡Muchas Gracias Doña Paquita!  ¡Nunca lo olvidaré!

Recuerdo que un día -tendría 7 años- llegué tarde a clase, había nevado y tuve que pasar por su despacho; siempre tenía la puerta abierta, por eso yo pasé corriendo, ella se percató y grito: ¿Quién eres?  Yo seguía corriendo y ella detrás por todo el colegio; subí las escaleras y las bajé, me fui al patio, ella me gritaba: “¡Estoy muy cansada, para ya!” Fui hacia la puerta y estaba cerrada, allí me encontré de cara con ella y temblando de pies a cabeza (¡la que me iba a caer!), ella estaba agotada y me dijo: “Chiquilla ¿por qué has corrido tanto?, me cogió de la mano y me llevo a clase, ¡no me regañó!

Además, doña Paquita seguía siendo profesora para toda la vida, cuando me veía me preguntaba por mis progresos, me informaba de las buenas notas de mi hermana y, de nuevo, cuando nos volvíamos a ver, se acordaba perfectamente.   

Ha sido una gran suerte que fuera de Huéscar y le debemos gran parte de la cultura de este pueblo. ¡Gracias Doña Paquita! Sé que desde el cielo nos anima y cuida a todas sus niñas de Huéscar.  

Trinidad Bautista Soria[1]


[1] BAUTISTA SORIA, T. “Seguía siendo nuestra profesora para toda la vida”. Revista De Lectio, (2020), 6, pp. 26.

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