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La educación en Huéscar en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX

En 1857, la llamada Ley Moyano de Educación, prescribió la enseñanza obligatoria para todos los niños (esto ya suponía un gran paso en la educación), pero, también, impuso la primera enseñanza —elemental— obligatoria para todas las niñas. En esa época, primaria elemental iba de los 7 a los 9 años.

A pesar de la obligatoriedad, exigida con multas, la práctica demostró que, en muchos casos, los niños (y, por supuesto, las niñas) no fueron realmente a la escuela en este periodo.

Sin embargo, había padres y madres convencidos de la importancia de la educación que sí llevaron a sus hijos, y, a sus hijas, a la escuela durante esta época. En el ámbito rural, y más en un pueblo pequeño, como era Huéscar, no era normal que se hiciera.

Este fue el caso de Patricia Gómez Martínez, primero, y de su hermana Joaquina, después.

Como había ocurrido con su padre, que era alpargatero en la carrera de Baza (la actual calle Morote). Una circunstancia familiar, repetida en las generaciones, abierta por primera vez a las mujeres, que no era nada habitual ni en Huéscar ni en la mayoría de los pueblos (ni siquiera en las ciudades, si no pertenecías a una clase alta).

Patricia Gómez había nacido en Huéscar el 17 de marzo de 1875. Patricia comenzó a ir a la clase de doña Rafaela Barrachina a los seis años. Sabemos que Patricia y Joaquina estudiaron la primera enseñanza elemental, hasta los nueve años, y continuaron hasta los catorce los estudios de la primera enseñanza superior. Tenemos constancia de cuáles eran sus saberes y competencias.



Mercedes Puentes Gómez, la hija de Joaquina Gómez Martínez

Mercedes, tenía 3 años y su hermana pequeña, Carmen, 14 meses cuando falleció su madre. La tía Patricia se llevó a Mercedes a su casa, mientras los abuelos se encargaron del cuidado de la pequeña Carmen.

Mercedes Puentes estuvo estudiando y preparándose para la vida adulta desde septiembre de 1913 a julio de 1924 (hasta los 16 años). Cursó párvulos, la enseñanza primaria completa: la elemental y la superior, hasta los 14. Además de la preparación académica y profesional que recibían algunas alumnas que querían completar sus estudios, hasta los 16 años.

La segunda enseñanza en Huéscar, con centros oficiales, clases regladas y exámenes no existió hasta 1965. Durante el siglo XIX y en esas décadas del XX, los alumnos varones que querían ampliar estudios, se preparaban con los docentes que había en Huéscar.

En el colegio de la Consolación —como se estaba empezando a hacer en otros colegios de órdenes religiosas femeninas— se comenzó a impartir la formación de la segunda enseñanza para las alumnas que lo requerían. Algunas —las pocas que querían seguir estudiando— se presentaban después a los exámenes libres del Bachillerato en Granada. Otras pedían un tipo de enseñanza híbrida entre lo académico y lo profesional.

Es decir, un paso decisivo para la enseñanza femenina en Huéscar, ya en 1920, que no había sido estudiado ni había salido a la luz hasta la publicación de nuestro estudio.





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