Introducción del Pregón: vídeo con los carteles antiguos de la Feria de Huéscar, elaborado por Manuel Soria Palencia:

Imágenes de los programas de Feria y Fiestas de las Santas a lo largo de la historia en Huéscar (Canal de Youtube de Manuel Soria Palencia).


Pregón en Honor a las Santas Patronas Alodía y Nunilón 2020. Francisca Soria Palencia. Huéscar. Publicado en el Canal de Youtube del Ayuntamiento de Huéscar.
Emitido en directo el 21 de octubre 2020

Poema de Antonio Machado

“Yo conocí, siendo niño,

La alegría de dar vueltas

Sobre un corcel colorado,

En una noche de fiesta.

En el aire polvoriento

Chispeaban las candelas,

Y la noche azul ardía

Toda sembrada de estrellas.

¡Alegrías infantiles

Que cuestan una moneda

De cobre, lindos pegasos,

¡Caballitos de madera!”

(Poema de Antonio Machado)

 

No puede existir nada más representativo en una feria, que los caballicos.

Presentación introductoria

Buenas noches. Ilustrísima Sra. Alcaldesa, Dª Soledad Martínez.

Román. Sra. Concejala de Fiestas, Dª Lucía Lozano Valero. Sres. y Sras. Corporativos, Autoridades, familia, compañeros y compañeras, amigos y amigas, huesquerinos todos y todas, señores y señoras:

Agradezco tremendamente las palabras y la sorpresa de esa proyección, que me ha dedicado Trini; mi prima, mi amiga; una gran mujer, hija y madre. Ella, me ha acompañado en muchas de las facetas de mi vida. Los hijos de ambas continúan el mismo camino. Siempre está dispuesta para lo que se la llame. Es una oscense que tuvo que dejar su pueblo, pero que vuelve siempre que puede porque su corazón, lo dejó aquí.

Muchas gracias prima; se nota que me quieres. Para “Los Despertadores”, nos vemos otra vez.

En los primeros días de Octubre, por sorpresa, la Sra. Alcaldesa entró en mi despacho muy decidida y convencida para hacerme una proposición: “Quiero que seas la pregonera de la Feria de 2020”. ¿Cómo? Nunca hubiera esperado esto. Me proponía, (¡nada menos!) que ser la primera mujer oscense pregonera de nuestra Feria de Octubre, en este año 2020 tan particularmente sensible y que será recordado siempre por tanto sufrimiento.

Me proponía poner un poco de luz y color a nuestros recuerdos, nuestros sentimientos, nuestras penas y alegrías, y empujar un poquito a nuestros vecinos y vecinas para que, aún en estos tiempos difíciles, disfruten, en la medida de lo posible, de nuestras “fiestas” en honor a nuestras queridas Patronas Alodía y Nunilón, que, por esta vez, se van a ver reducidas prácticamente al pregón y a la celebración de la Misa Solemne del día 22, por motivos sobradamente conocidos.

Todo surgió a raíz de una confesión que yo le hice a la Sra. Alcaldesa sobre mi querido compañero Samuel García Ambel, recientemente fallecido:

– Hubiese sido extraordinario escucharlo como pregonero; nadie como él conocía tantas anécdotas, chascarrillos y entresijos de esta nuestra muy noble y leal ciudad de Huéscar. D.E.P. compañero.

Me planteaba la cuestión de esta forma:

– Tienes que dar el pregón. Se lo debes a él. Estás en la edad oportuna, en el momento justo como mujer, como trabajadora, como persona comprometida con la cultura. Todo ello, además de por el empuje de mi familia, en especial de mi hermano Jesús Javier, me hizo pensar que, aunque no soy nadie, de alguna manera podría representar a mi generación.

La ocasión me honra y me halaga, aunque este honor pueda tornarse en escarnio, si no

estuviera a la altura. El pregonero o pregonera, se enfrenta a una audiencia exigente, que espera un discurso digno del pueblo al que representa. ¡No es nada fácil! Gracias Sra. Alcaldesa por confiar en mí.

Me siento profundamente agradecida por el regalo que has puesto sobre mis manos, sobre mi voz, pero, … sinceramente, demasiada responsabilidad para mi persona ante ustedes mis paisanos, ya que…. en realidad, no sé cómo valorar el porqué de mi aportación solicitada para con este maravilloso pueblo.

Esta pregonera, no es experta en historia, en escribir libros, en describir costumbres, ferias, fiestas… si acaso, sólo un poquito, en hacer cuentas.

Ponemos hoy voz a la generación de los 60. A los momentos que nos tocaron vivir, a nuestra forma de vida, nuestros recuerdos, nuestros amores, nuestros aprendizajes. Ya tenemos unos años. El ecuador pasó hace unos pocos.

Así, que vaya por todos vosotros, por mi pueblo y en especial por la gente de mi generación, a los que espero traer imágenes de las que tenemos grabadas y de las que se encuentran en estado de letargo.

Por eso hay hoy pregón, porque éste no sólo llama al disfrute y participación de una fiesta, sino que rememora momentos y vivencias acontecidas que se encuentran en el libro de nuestra memoria. Este año, nos tenemos que conformar con ellas.


Soy oscense de nacimiento. Soy oscense de corazón, de alma. Soy huesquerina “hasta las cachas”. Venero a mi pueblo. Me duele mi pueblo. Tengo la suerte de no haber tenido que abandonarlo. Muchos de vosotros, tuvisteis que dejarlo. La gran mayoría, vuelven cada vez que las obligaciones se lo permiten, pero ello, no les reconforta porque tienen nuevamente que decir adiós. Así se canta en nuestra tradicional Zarzuela “Al Agua Santas Benditas”:

“Adiós Santas de mi Tierra,

Alodía y Nunilón,

Al moro triste me voy,

Echadme la bendición.

Me dejo lo que más quiero,

Mi corazón queda aquí,

Suspiros del alma mía,

Yo mandaré desde allí.”


Me siento afortunada por trabajar en Huéscar; por haber fundado mi familia sobre sus raíces, y por comprobar que mis hijos, ya pasada la temible adolescencia, vuelven a disfrutar de su estancia cuando regresan. Ellos, también han tenido que abandonar su lugar de nacimiento. ¡Cómo los echo de menos! Ojalá, algún día se detenga esta sangría que deja al mundo rural en la más absoluta soledad y decadencia.

¿Qué decir de mi marido? Aunque foráneo, se siente tan oscense como yo, conoce a nuestros vecinos aún más que yo, quiere a Huéscar como hijo y es correspondido por todos.

Mis padres, particularmente, son los guías responsables y culpables del camino que me llevó a mi desarrollo personal y profesional. Ellos, fueron mi ejemplo. De ellos aprendí a valorar el esfuerzo, la perseverancia, la responsabilidad, la ilusión, el apego por la tierra, por sus costumbres, por su historia, por su cultura… Con tremenda gratitud a la vida, aún puedo decir que, afortunadamente, continúo disfrutando de ellos.

A mi padre, Jesús “el Perdiciones”, trabajador incansable, siempre lo veis con su guitarra “a cuestas”. A mi madre, “María, “la del Curica”, no la habéis oído cantar, pero os aseguro que tiene un extraordinario oído. No en vano, con sus cantos en sus quehaceres, hijos y nietos han conseguido, antes que hablar, cantar a coro “Alodía si te vas, Nunilón aquí te espero, nos iremos a juntar a la Piedra del Letrero”.

Somos una “familia de artistas” (a nuestro nivel, sin elevación): hijos, hermanos, siempre hermanos, sobrinos… ¡Cuánto nos gusta! Y, nos parece genial que otros disfruten con nuestra pequeña aportación.


Hoy, también quiero haceros disfrutar; quiero viajar por nuestra memoria. Quiero que naveguemos en un globo de aquellos que, en coloridos manojos, recorrían la feria y dejaban a los zagales con una mirada bohemia. El material del que vamos a hablar está dentro de uno. No importa que haya habido extraordinarios pregoneros, no importa que mi voz no sea elocuente, que no sepa componer maravillosos versos. Se trata de poner en valor el patrimonio emotivo que conservamos interiormente.


«La estación ya ha teñido, un manto rubio en la alameda, con lluvia de hojas de oro, por caminos de la sierra…». Foto de Paqui Soria Palencia

El patrimonio que conservamos en nuestro interior

De nuevo el otoño ha escondido

al sol en una nube púrpura.

Los días se han sucedido, 

hasta irse con premura.

La estación ya ha teñido

un manto rubio en la alameda,

con lluvia de hojas de oro,

Por caminos de la sierra.

La sirena del colegio,

Estridente ha sonado,

Nos abalanzamos hacia la puerta,

¡Están montando los cacharros!

¿Vamos a darnos una vuelta?

Se siente el alboroto en tus calles,

Cohetes lanzados al viento,

Ríos de chiquillos al paso,

Gigantes y cabezudos festeros.

¡Que ya vienen!

¡Que ya se acercan!

Papá, mamá, yo quiero verlos, pero …

Es que me dan algo de miedo.

Con la varilla me asustan,

Con las castañas del parque,

¡Vaya piñazos te pegan!


Gigantes y cabezudos. Feria de Huéscar. Hacia 1965. Al paso por la calle Nueva, junto al Ayuntamiento y la sede antigua de la Biblioteca Municipal

Cacharros, gigantes y cabezudos

Era el símbolo inequívoco del comienzo de la Feria: Cacharros, gigantes y cabezudos anunciaban, pregonaban que había llegado el momento más esperado del año para el chiquillerío. Nada como la Feria. En los Colegios, ya nos habían regalado los tickets para gastar en ella.

A todo esto, la ropa de estrena ya nos han comprado: pantalón y abrigo largo, zapatos nuevos y jersey de lana (éste hecho por la mama). Pero eso sí, lo más probable, sólo para el mayor; para el resto, se heredaba lo del hermano o hermana. Mi madre, una vez le cortó a mis zapatos cerrados la punta, para hacerle a mi hermano Manolo unas sandalias. Él mismo me lo recordó hace unos días.

Gigantes y cabezudos, 2023. Fotografía del Ayuntamiento de Huéscar

¡Aquellos maravillosos años!

Teníamos muy poco, y con poco, éramos felices. Primer día de feria: el sonido de aquel artefacto en el que hacíamos surfing, me refiero a “las olas”, nos atraía como a los ratones de “El Flautista de Hamelin”. Era el único mar que conocíamos. Muy pocos habíamos visto la playa. No te digo nada del tren de la bruja, con los escobazos que nos daban, las voladoras, la noria, los aviones o la barca, y sin jaula, y sin amarres; temerarios éramos la bandada.

Para los más pequeños, los caballicos, ataviados con bufandas, manoplas, guantes y gorros, para que no se “erizaran”.

El frío, entonces era seguro, que a la feria acompañara, y si llovía, ¡madre mía! que berrinche que nos daba. No faltaban las cucañas, que en la plaza de toros celebraban, la tómbola en Santa Adela, con boletos que no tocaban, y los circos, y el teatro, porque teatro sí que echaban, en una gran caseta de lona rectangular, prefabricada; y el guiñol o “cristobicas”, como por aquí lo llamaban, con Gorgorito y la bruja y su tremenda estaca, (¡Madre mía de la Cabeza! que desde chica, lo que a mí el teatro me gustaba), la charlotada y los toros, y los grandes Hermanos Peralta, y artistas muy famosos que a este pueblo nos llegaban, revistas para los padres cuando el destape empezaba, los churros con chocolate tradición que no cambiaba, el Perla, el Arturo o el Boyero ¡qué ricos los preparaban.! Y algodón blanco o rosa, y un tirillo que no acertabas, y algún juguete que, en la feria, en la feria, TE FERIABAN.

Y la feria del ganado, donde cabezas se cambiaban: burros, mulas, cerdos o corderillas, por potros, pavos, gallinas y algunas perrillas.

Ahora, recordamos a los abuelos, aquellos que, sobre todo este año nos dejaban, por culpa de este maldito virus, en soledad, fuera de su cama, sin ser despedidos por sus hijos, por sus nietos, por su casta. A ellos, en estas fiestas, el turrón nunca faltaba, pues allí en su mesa camilla, calentitos disfrutaban de las manos de sus nietos, los que hoy ya pintan canas.


Emigración temporal

Y pasó el tiempo, y esta generación de los 60 corrió a abrazar la adolescencia. A esa edad, en aquel entonces ya éramos trabajadores en potencia a la sombra de nuestros padres: a la aceituna, a rebuscar almendras, a las pipas, a sembrar patatas, a arrancar garbanzos, y a la gran aventura de la vendimia francesa. Nos íbamos por septiembre, en el tren borreguero que salía de Baza, cargados hasta las cejas, con maletas llenas de ropa, de conservas y estañadas latas con carne que, en la calle Las Tiendas, arreglaban. ¡Pasábamos la frontera con el pasaporte entre los dientes, porque no teníamos manos! Trabajo nos esperaba, y del fuerte, pero también experiencias con otros jóvenes españoles y de aquella tierra adelantada. De vuelta, traíamos francos, que, al cambio, bien que sonaban, y coincidía con la feria, y el bolsillo alegraban.

Los Puntos

Nos componíamos ya por la tarde, con la pandilla había quedada: en Santa Adela, los coches eléctricos nos esperaban. Era el lugar donde el flirteo más inocente galanteaba.

– Sube conmigo, era una forma de aquel cortejo que sí, o no, esperabas, o de otra forma, mucho más bruta, un choquetazo te desarmaba.

Y esa caseta, frente al Pedreño, de chapa toda tan alargada, trajo espectáculos tan conocidos como “Los Puntos”, ¡qué noche mágica! Primera noche de mi salida, de mi salida en horas altas, el buen padre de una amiga, a hija y vecina nos acercaba, sin olvidar en tiempo justo, la recogida y “pa” la casa. No, no te preocupes mi buen vecino, que, con los primeros zapatos de alto tacón, no estábamos nosotras para más celebración.

Ya los dieciocho han hecho presencia, e incluso antes, nuestro Huéscar abandonamos: unos en busca de un buen trabajo con sentimientos muy encontrados: esperanza y desconsuelo; otros nos dirigimos a estudiar a la capital, con cierto miedo. No es como ahora. En aquellos tiempos, salir solos, y, del pueblo, era todo un reto.

Camino de otoño hacia las Santas. Foto de Paqui Soria Palencia

El día de las Santas

Se acerca el final del mes de Octubre; viene la Feria, día de Las Santas. ¿Podré ir a verlas, o tendré clase? Y a mi familia, que ya no aguanto, que llevo tanto sin abrazarla. Qué largo se hace hasta el primer regreso. En la Autedia, ya voy montada. Ante mí, Santa María, lágrimas claras bañan mi cara. Estoy entrando, ya veo el parque, déjame aquí, en el surtidor, que llegue antes. El timbre suena, el corazón se agita, padres, hermanos, abuela y mi Chacha Pilar querida.

Día 22. Día de Las Santas. La iglesia llena. Besan reliquias y en oración, con gran fervor, cantan el himno Santas Benditas. Ahora, a pasear por la plaza o por la carrera, y …una gaseosa, o una casera, una cervecita, y, si parece mucho, una mini chica. Así era la feria de aquellos días. Más adelante, ya con mis hijos, quise vivieran lo yo vivido: los caballicos, los cabezudos, la banda música, unos tirillos, el circo Roma, y algo más: las colchonetas, el máster, toro mecánico, también la olla… Pero… no sólo veneramos a las Patronas en esta época. Para un oscense, todo gira alrededor de ellas, y hay otros días muy señalados:

Se acerca la primavera,

La siembra empieza a aflorar,

Y nuestras Santas bajamos,

De su ermita a la ciudad.

En el camino pedimos

Agua “pa” nuestro trigal,

Y en rogativas salimos,

Debajo de su varal.

Noble pueblo que, a tus Santas,

Cantas con gran devoción,

Lloras si el nombre pronuncias,

Alodía y Nunilón.

Santas Benditas del Monte,

Abrid vuestro corazón,

Iluminar nuestras vidas,

Como aqueste rayo de sol.

Ya comienzan las novenas,

Les tenemos que rezar,

Pedirles por los oscenses,

Y en este año, mucho más.

Domingo pentecostés,

Salimos en procesión,

Con flores agradecemos

Aquello que se pidió.

Vuelve a la ermita,

Vuelve romero,

Que ya todo terminó,

¡Adiós, mis Santas Benditas,

Alodía y Nunilón!

Desde que mi madre me hizo de pequeña un refajo, (éste que se encuentra a mi lado), ni un solo año de mi vida, he dejado de acompañarlas en la procesión de ese domingo de Pentecostés. Primero con mis hermanos, Manolo y Jesús; después con mis hijos Pedro y David. Miento, dos años no he asistido porque las he llevado sobre mis hombros. Todo un honor.

Santas Patronas Alodía y Nunilón. Fotografía de Antonio Jaenada

La vida. Las Asociaciones

Avanzamos un poco en el tiempo: ya estamos en edad “madurita”. Nuestros hijos han crecido; el ciclo de la vida, hacemos que se repita. Ahora, nos dejan solos, se marchan a buscar salidas. Comienza una nueva era; su ausencia, su espacio, lo suplimos con actividades, entretenimientos, que dan al alma y al corazón algún aliento. Y es aquí donde descubrimos, que, a parte del esfuerzo, del trabajo y de criar hijos, sabemos hacer otras cosas que redundan en nuestro beneficio. El deporte, el gimnasio, por la Carretera de las Santas, o por el Sector 4; la música, la danza o el teatro, infinidad de cosas yo idolatro.

No sé cómo se puede temer a la jubilación; más, en un pueblo donde todo lo tenemos al alcance fácilmente. Debemos abandonar el complejo que cargamos sobre la diversidad de quehaceres frente a la ciudad. De ello, parece que se va tomando poco a poco consciencia. Pues nada, en este tramo de nuestra vida, es cuando se encuentran o se acrecientan los hobbys.

Veinte años hace precisamente en este 2020 que pertenezco al Coro Aires de Jubrena.

Empezó siendo rociero y se ha hecho muy, pero que muy oscense. Su directora, Dª Silvia Martínez Pérez. Con él, hemos cantado a las Patronas, a la Virgen de la Cabeza, a la Virgen de Los Dolores, en los Altares del Corpus Chirsti, con los despertadores y en numerosas bodas de nuestros paisanos. ¡Qué buenos ratos!

Diez años hace también en este tumultuoso 2020 que pertenezco a la Asociación Cultural Al Agua Santas Benditas, que dirige D. Francisco Javier Gómez Domenech, más conocido como “Javier de Carmen.” Mágicos momentos nos ha hecho vivir. ¿Quién me iba a decir a mí, que tras la última representación en 1954 de la zarzuela cuyo nombre lleva esta asociación, la música de D.Vicente García Lacal y las letras de D.Conrado Iriarte Iriarte, fluirían a través de mi boca?

¡Maravilloso! Y que sobre unas tablas pondría voz a la madre de Bodas de Sangre o La

Bernarda de nuestro eterno y universal Federico García Lorca.

También, desde 2015, soy componente de los Coros y Danzas de Huéscar, asociación que regenta Dª Ana María Valero García y D. Francisco Javier Gómez Domenech, y que ha dado un tremendo empujón a los bailes típicos regionales, contando en la actualidad con más de un centenar de integrantes.

Y…, para completar horas, porque el día es muy largo, en 2018, decidimos unirnos bajo la batuta de D. Raúl Vázquez Arjona, parte de todos los grupos de cuerda que ejercen en la comarca de Huéscar: Orquesta de Cuerda del Altiplano de Granada. ¡Y no van mal las cosas!

 Se ha producido un gran avance. Todos los veranos estrenamos conciertos en nuestros pueblos e incluso en algunos más lejanos.

Si pintáramos sobre lienzo

El río hecho del tiempo,

Los ecos de toda una vida,

Los sueños que sedujeron,

En primer puesto estaría

La cultura y el progreso.

 

Y he aquí que nuestro querido pueblo, tiene innumerables ocasiones a lo largo del año de poner en práctica tantas y tantas manifestaciones culturales, y casi todas ellas, giran alrededor de nuestras fiestas patronales.

 

Huéscar, la fronteriza,

Huéscar a “tos” los vientos,

En la que manan tres bellos ríos,

Donde se cruzan muchos senderos.

Entre pinares y montes verdes,

Entre tu Sagra y su noble pueblo,

Existe un hilo fino de luna

Y una mirada gira hacia el cielo.

Son nuestras Santas, nuestra Patronas,

Vencedoras de los tiempos.

Este año no bajaron,

Malditos virus nos lo impidieron.

Y como la ocasión no puedo obviar, debido a

esta situación, me van a permitir rogarles con

fuerte voz:

Cuando amaine el temporal,

Cuando crezca la esperanza,

No podemos olvidar

A los héroes de bata blanca,

Limpiadoras, comerciantes,

policías o camioneros,

Los parados, los artistas,

Todos aquellos hechos de acero.

Cuando amaine el temporal,

Cuando vuelva la esperanza,

Desde mi rincón de algodones,

Tras huracán, la calma,

Nuestras vidas seguiremos,

Y no debemos olvidar,

Todo aquello por lo que tuvimos miedo.

 

Para finalizar

El pregón toca a su fin. Espero no haberos cansado demasiado. De nuevo quiero decir que me embarga un tremendo orgullo por ser oscense, aunque, …más mérito tienen aquellos que no fueron bautizados en Santa María o en Santiago porque no nacieron aquí, y, aun así, aquí se quedaron y a Huéscar llevan en su alma y sus raíces también brotaron. Para terminar, y como esto ha sido encargo del Ayuntamiento, al que acudo cada día, al que cuido como puedo, quiero recordar a todos y cada uno de los Alcaldes y Alcaldesa con los que he tenido el honor de haber trabajado por y para el pueblo de Huéscar. Don José Pablo Serrano Carrasco, D. José García Giralte, D. Agustín Gallego Chillón, D. José María Martínez Rodríguez y Dª Soledad Martínez Román, así como a quienes ejercieron de Presidentes o Presidentas de la Mancomunidad de Municipios de la Comarca de Huéscar, en la actualidad Dª Rocío Sánchez Blázquez, y a los demás Corporativos. Pocos me quedan ya que ver, si la vida me deja jubilarme a mi tiempo. Gracias a todos ellos y ellas por la confianza depositada en mí. Siempre he dado todo lo que tenía dentro.

También quiero recordar y agradecer todo el apoyo que he recibido de mis compañeros y compañeras de trabajo a lo largo de toda una vida; a los que actualmente tengo a mi lado, y a los que ya no están por motivos de cese en el servicio, jubilación o por encontrarse ya con las Patronas. Hemos pasado casi tantas horas juntos como con la familia.

De igual forma, a mis amigos y amigas y a las asociaciones de ámbito cultural a las que

pertenezco, y que tanto me han dado, habiendo despertado en mí cosas que no sabía que tenía dentro, a sus directores y directoras, así como a la Hermandad de la Virgen de Los Dolores de la que me honra ser Hermana.

Y a mi familia, a toda mi familia: Mi marido, mis hijos e hijas, mis padres, mis hermanos, mis sobrinos y sobrinas, mis cuñadas y cuñados y a mis suegros, que dejaron su vida en otra ciudad, para venirse aquí conmigo.

 

Alegre Huéscar mía quiero verte.

Octubre, otra vez, se hará presente.

Setas, “granás”, caquis y membrillos,

Y en las bodegas, el buen vinillo.

La feria es algarabía,

Felicidad por montón,

Nos embarga la alegría,

Aún en esta situación.

Nuestros ojos, con resignación,

Observan en la lejanía,

No es año de cercanía,

El año que viene, será mejor.

Y estas son las vivencias de aquella generación.

 

¡HE DICHO!

POR FAVOR, EL COMPORTAMIENTO SOLIDARIO

DE TODOS, SERÁ EL ALIVIO DEL SUFRIMIENTO

DE MUCHOS.

RESPETEN LAS NORMAS.

MI APOYO PARA TODOS LOS AFECTADOS Y

PARA SUS FAMILIARES

¡VIVA HUÉSCAR!

¡VIVAN LAS SANTAS BENDITAS!

Una humilde servidora:

FRANCISCA SORIA PALENCIA

21-10-2020

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